El gas de escape contiene cantidades mínimas de SO2, SO3 sin reaccionar y algunas partes de ácido orgánico. El ESP consta de un haz de tubos redondos que contienen electrodos axiales perfectamente centrados.
La diferencia de potencial (D.D.P.) creada entre las paredes del tubo y los electrodos carga las impurezas en el flujo de gas y, en consecuencia, migran a la superficie interna de los tubos, donde la gravedad hará que fluyan hacia afuera.
Las partes residuales de SO2 se tratan en una columna de lavado donde se agrega y recicla continuamente una solución de agua y sosa cáustica. El nivel de pH correcto se mantiene mediante un circuito de control que controla la válvula de NaOH.