El reactor consta de un haz vertical de pequeños tubos, como en un intercambiador de calor. El número de tubos de reacción depende de la capacidad de producción requerida.

La corriente de SO3 y el líquido orgánico se alimentan a la parte superior y se distribuyen por igual en cada tubo de reacción. La película líquida formada en cada tubo entra en contacto con la corriente de SO3 y tiene lugar la reacción de sulfonación.

Cada tubo está fabricado con la máxima precisión mecánica para garantizar siempre el mismo rendimiento. Durante la fase de calibración, el flujo en cada tubo se puede ajustar con una precisión de +/- 0,5%.

El calor de reacción de este proceso se elimina del agua bombeada a la camisa del reactor y se controla mediante un circuito que mantiene la temperatura óptima para cada producto.